Otro Chanchito para Chávez - Centa Reck

Otro Chanchito para Chávez

Centa Reck

Rodeados de un gran dispositivo de seguridad, alrededor de 1.500 efectivos militares y policías, con grupos de cocaleros traídos directamente desde el Chapare para que controlen la ciudad que ya había declarado al venezolano persona no grata, Riberalta asistió al encuentro de los presidentes Lula Da Silva, Evo Morales y Hugo Chávez.

Los Riberalteños no sólo se sintieron agredidos y ocupados sino que presenciaron uno de los acostumbrados despliegues de fuerza e imposición del mandatario Morales. Evo llegó con su imponente guardia de seguridad, e incluso llevó su propia barra, sus huestes portando banderas, recibiendo ticketes para recibir estipendios.

Luiz Ignacio Da Silva, pareció darse cuenta de la real dimensión del drama de Bolivia, palpó el rechazo, vio allí en cuerpo entero al presidente con huestes itinerantes y pagadas, un presidente blindado por el miedo y ante el rechazo de poblaciones enteras.En contraste con esta posición Chávez, se mostró torpe e insensato en su papel "del patrón".

Discurseó a sus anchas mientras volvía a inmiscuirse en asuntos internos de Bolivia. Por supuesto que su presencia y las prebendas que vino a ofrecer (aunque luego las cobre pues se dice que en realidad todo el dinero que le da a Evo para que regale queda a cuenta de créditos) son parte de la campaña para la reconfirmación de mandato de Evo, asunto que le interesa sobremanera en cumplimiento a sus planes guerreros y expansionistas.

El Presidente Lula aunque manifestó su incondicional respaldo al gobierno del Presidente Morales, habló en tono más conciliador respecto a la crisis política terminal que constató que atraviesa Bolivia.

"Esperamos que el pueblo hermano de este país con su conocida sabiduría, consiga superar las dificultades coyunturales por la vía de la democracia y del entendimiento. En política, el diálogo y las concesiones no disminuyen, de lo contrario, engrandecen, cuando están hechas en beneficio de todo un pueblo", aconsejó Lula, que se dio cuenta que el revocatorio es el último hilo de pseudodemocracia con el que se están tratando de zurcir los harapos del tejido social con que Morales y politiqueros infames están despojando a Bolivia de la democracia.

"Nosotros no tenemos el derecho de equivocarnos, no necesitamos aceptar provocaciones, nosotros necesitamos gobernar, mirando siempre a la mayoría de nuestro país", dijo el gobernante brasileño, tratando de encontrar un punto de equilibrio entre sus compromisos y su conciencia.

El venezolano, se portó a la altura de su ignorante arrogancia. Vestido de rojo y blindado hasta la yugular, con camiseta roja cubriendo su portentoso chaleco antibalas, tuvo en todo momento un enjambre de seguridad a su alrededor.

Volvió a llamar a Evo Morales como "el indio" y toda esa bagatela de mentiras con la que intenta hacerse el socialista cuando en realidad sólo es un ambicioso que no sólo quiere comerse a su país sino que también ahora ha venido por su segundo cerdito, esta pobre Bolivia que Morales en su desfachatez le ofrece en bandeja.