Santa Cruz, perseguida - Centa Reck

Santa Cruz, perseguida

Centa Reck

Desde hace tiempo venimos contemplando impasibles como la violencia se está imponiendo en Bolivia; como los actos violentos tratan de justificarse con supuestos fines salvadores, como las agresiones ponen en vilo a familias, a periodistas, a manifestantes, al cuerpo entero de nuestra sociedad.

La violencia que surge del seno del Estado es la peor forma de agresión y la más peligrosa porque el poder que concentran los aparatos estatales lleva a que el ciudadano se encuentre desposeído e inerme frente a sus prácticas.

Estamos observando hechos que tienen un hilo conductor que nos muestra que se está instalando una persecución contra Santa Cruz, la que con seguridad luego se hará extensiva a otros departamentos identificados como opositores.

Hablamos de la persecución a dos jóvenes acusados de magnicidio, del apresamiento seguido de golpiza a miembros de la Unión Juvenil Cruceñista, del agente iraní al que le robaron su computadora "con importantes datos del trabajo que había realizado en Santa Cruz y Bolivia"; hechos que se hacen extensivos al atentado perpetrado a un canal cruceño en Yacuiba.

La circunstancia actual, exige que hagamos abstracción de si los perseguidos son o no son de la Unión, porque se jala el hilo a fin de deshilachar el tejido por algún lado, y por supuesto siempre se comienza por el punto más sensible, y los unionistas son un hilo debilitado que se ha tratado de desgastar por mucho tiempo para hacerlo propenso a que se pueda romper con facilidad.

Los de la Unión se han parapetado como parachoque de las milicias masistas, haciendo frente al abuso de un gobierno que odia a los cruceños por sobre todas las cosas, que sólo quiere a los cruceños para que sean sus burros de trabajo, que sueña con domesticarlos para convertirlos en camellos que se sometan y no se quejen de nada.

Los de la Unión intuyen que el poder está encarnado en este momento por la brutalidad y el abuso y esto los lleva a cerrar filas en respuesta a los ataques permanentes, que no sólo no se detienen ante los pañuelos blancos, sino que se burlan de los métodos civilizados de oposición, y ponen todos sus esfuerzos para llevarnos a aceptar que los opositores deben ser pacifistas e ingeniarse métodos de protesta pacíficos, mientras ellos se matan de risa, se enorgullecen de cuanto han domesticado a los opositores, de tal modo que incluso les están dando el libreto y el papel que le conviene a sus fines de imposición y violencia.

Ese es el motivo por el que el Mas glorifica las gestas violentas de sus movimientos milicianos y alienta el desprestigio de los unionistas; porque las campañas que propagan los aparatos de inteligencia, se conciben minuciosamente y apuntan a atacar los puntos neurálgicos de la sociedad con el propósito de debilitar y destruir a quienes estos infra organismos tienen el serio intento de reducir.

A poco andar de la bochornosa acusación de magnicidio a dos jóvenes identificados por el gobierno como unionistas, policías procedieron al apresamiento de 7 jóvenes de la Unión que realizaban el bloqueo de una tranca; apresamiento seguido de la aplicación inmediata de métodos de tortura, golpes y descargas eléctricas, que de no haber mediado la intervención de familiares y ciudadanos alertados de estos hechos, hubiera terminado en un seguro traslado a la ciudad de La Paz o a algún centro de reclusión.

Estos hechos nos muestran que en Bolivia se está poniendo en ejecución un plan de control político, otra Ñanderoga, que con seguridad y por razones obvias va a empezar por Santa Cruz, para hacerse extensivo a todo el país; prueba de ello es que ya ha habido episodios en otras ciudades, como el apresamiento a un joven activista chuquisaqueño.

No debemos confundirnos, pues no se trata de estar a favor o en contra de la Unión Juvenil Cruceñista, se trata de saber por donde está comenzando a actuar el control político que ha iniciado sus operaciones, porque todo terrorismo comienza por el punto sobre el que ha realizado el trabajo previo de acrecentar y sembrar controversias, para que la sociedad asimile la violencia, la administre, se muestre tolerante, porque lo demás es sólo asunto de tiempo.

Existen suficientes indicadores de cuales son las verdaderas intenciones, no estamos hablando sin hechos que sustenten nuestras aceveraciones, no son sospechas, son realidades, porque a fines de esta confabulación resultaron unionistas y magnicidas los jóvenes que iban al armero con un viejo y reparado mauser, los que a pesar de las evidencias que muestran lo ridículo de estas acusaciones siguen siendo hostigados y amenazados, porque el terrorismo de Estado fabrica culpables donde no existen, produce indicios donde no existen, criminaliza a cualquier persona para dar curso a sus planes de represión, que necesitan que nuestra sociedad sea temerosa y cobarde, lo cual se consigue en la medida que se estigmatizan y bloquean las acciones de defensa.

No nos quitemos el derecho a la justa defensa, no podemos enfrentar a un tiburón con un pañuelito blanco, no nos convirtamos en aliados incondicionales del crimen y la represión que se está alentando contra Santa Cruz y que luego se expandirá por toda Bolivia como un cáncer.