"Jefazo" - Centa Reck

"Jefazo"

Centa Reck

Friederich Nietzsche, idealizó al estado y exaltó el culto a los individuos superiores, que planteó debían estar eximidos de acatar los limites convencionales a los que se sujetan las personas. El nazismo mató a miles de individuos bajo el postulado de crear un estado fuerte, utilizando prácticas autoritarias, la expansión militar y una teoría racista según la cual una raza y su cultura tenían que ser enaltecidas como superior a otras.El programa de gobierno de Hitler planteaba: "Frente a la sociedad moderna, un coloso con pies de barro, estableceremos un sistema centralizado sin precedentes, en el que todos los poderes quedarán en manos del Estado. Redactaremos una constitución jerárquica, que regirá de forma mecánica todos los movimientos de los individuos". El gran líder que todos veían en Hitler proclamaba a los cuatro vientos su desprecio por la democracia e hizo una abierta campaña en favor de un régimen dictatorial.Hitler se presentaba a sí mismo como el "Übermensch", frecuentemente traducido como "Superhombre", término que empleaba Friedrich Nietzsche en sus escritos, especialmente en el libro Así habló Zaratustra. Para Nietzsche se trataba de un hombre que podría controlar sus impulsos y canalizar esta energía hacia algo creativo, sin embargo Hitler logró construir la falaz imagen de un gran líder sin tener que controlar ningún instinto, ni siquiera su deleznable impulso asesino.Todo esto nos lleva a desconfiar de la imagen de los "jefazos", de aquellos que pretenden ser superhombres a costa del dolor y del sufrimiento de los pueblos. Bolivia no necesita ningún "jefazo" y finalmente va comprendiendo que tiene más bien que desconcentrar el poder, distribuirlo en mandos medios, situación por la que el proyecto autonomista ha crecido como la propuesta que este país puede identificar con el posible cambio. La sociedad boliviana, finalmente va comprendiendo que debe arrebatar el poder de manos de los jefazos, porque estos están prestos a hacer un culto a su persona y acumular poder en detrimento de la sociedad a la que en vez de servir le sacan no sólo las ganas sino incluso el alma.Los jefazos gastan millones de dólares en mecanismos propagandísticos, que sólo apuntan a eternizarlos en el poder. El jefazo de Bolivia en una semana ha gastado miles de dólares en televisión, una millonaria campaña con plata de dudosa procedencia. El presidente Morales que no sabemos porque razón se empeña en conducirse como un jefazo, entregó el fin de semana cheques por 271.000 dólares donados por Venezuela, dando inicio a una cuestionable campaña por el referéndum revocatorio del 10 de agosto, pretendiendo que a fuerza de publicidad el pueblo acceda a votar para que él luego desoiga al mismo pueblo y haga del país el patio trasero de otro jefazo como es Hugo Chávez.Algunos jefazos latinoamericanos son jefecitos al lado del venezolano que ha transformado la política en una repartija de cheques que no figuran en las contabilidades oficiales de sus países, dando así un funesto ejemplo de arbitrariedad, de poder que no acepta límites ni reglas claras mucho menos controles sociales. Sólo las sociedades enfermas espiritualmente soportan el trato discrecional, el ultraje y la destrucción que generan los jefazos. Las sociedades maduras, equilibradas y con sentido de dignidad y respeto no toleran que a título de gobernarlas, las amordacen, las repriman y las golpeen quienes exigen ser reconocidos como jefazos.