¿QUIÉN INVENTÓ A EVO? - Jorge Landívar Roca
¿QUIÉN INVENTÓ A EVO?
Jorge Landívar Roca
Enigmas como el de Evo no son extraños en los procesos políticos por la relación entre el poder y el ciudadano. El culto a la personalidad surge, sobre todo, en sociedades con un tejido social relativamente débil. Ello tal vez pueda explicar el que un mestizo con la impostura de indígena, sin ideología definida, que sólo luchaba por la reivindicación del ‘cato’ de coca, logre hacerse de la presidencia de Bolivia y modificar el escenario político y social del país. Pero esta falacia no fue suficiente, hay evidencias que certifican que Evo fue intencionalmente pensado, diseñada su imagen, planificada su actuación, y elaborado su discurso plañidero para impactar a cándidos gobernantes extranjeros.
¿Pero quién inventó este personaje, de quien se afirma, Álvaro García Linera, es el poder detrás del trono? Según Emilio Martínez, autor de ‘Ciudadano X’, a Evo Morales, lo pensaron y diseñaron las ONG’s, especialmente las europeas y la izquierda radical parlamentaria del viejo continente. Únicamente así se puede explicar la extraña relación con García Linera, principal ideólogo del rebelde Ejército Guerrillero Tupaj Katari, quien a su vez comandaba un núcleo de analistas y activistas políticos agrupado bajo la denominación de “
“
Para Martínez, Evo Morales fue pensado en escritorios europeos, por actores internacionales que tienen sus propios intereses estratégicos, mucho menos espontáneos de lo que se piensa. Justifica que la jugada de proyectar a Evo fuera de las fronteras, fue ideada por organizaciones como Coca´90.
Entre otros auspiciadores, Martínez, cita al magnate húngaro y especulador internacional, George Soros, que a través de
Sin embargo, fue un equívoco de estos genios de la realpolitik el haber optado por la confrontación para imponer un “cambio” a su manera, con extremos insostenibles de conflicto regional y violencia étnica; peor aún el impulsar la sañuda tarea de destruir la economía cruceña. Erraron también al no comprender la indiscutible trascendencia de la demanda de autonomías departamentales y en persistir tozudamente en proponer autonomías dislocadas.
A todo esto, impera en Bolivia una brutal crisis, de la que el Gobierno pudo haber salido respetando procedimientos legales. No es infundado que los jefes de Redacción y editores de nueve periódicos de la región y Europa hubieran afirmado que “ven a Evo como un mandatario al que se le escaparon las riendas, con un país al borde de la secesión y supeditado a Chávez”.