¡Mírense en este espejo!
¡Mírense en este espejo!
Hay un refrán que reza que nadie escarmienta por cabeza ajena. Y hay dos o tres países que todos conocemos, Venezuela, Bolivia y Ecuador, que están comenzando a experimentar con lo experimentado y desechado por decenas de países y que tanta miseria y sufrimiento les ha ocasionado a sus pueblos.
No es tiempo de nacionalizaciones ni de ideologías excluyentes que lo que hacen es incrementar el odio y la discriminación política, lo que a su vez trae como concecuencia regímenes totalitarios, de los cuales el subcontinente cuenta con un variado arcoiris --y no precisamente de bonitos colores.
Nosotros los cubanos, que hemos vivido el experimento porque nos convirtieron en conejillos de Indias del mismo, sabemos lo que cuesta poner en manos de un estado todopoderoso y paternal los recursos de un país, sabemos cuánto se pierde no sólo económicamnte, sino también en el ámbito de la libertad y de los derechos fundamentales del ser humano.
Hay una cosa cierta, los pueblos políticamente ignorantes son como los niños, que cualquier demagogo los engaña con promesas que nunca cumplen, arrasando al mismo tiempo con la mucha o la poca riqueza conque cuente el país, distribuyéndola entre sus incondicionales sin ningun tipo de ley u orden. Mírennos a nosotros los cubanos, después de tantos muertos, presos y torturados, regresando a los derechos que ya poseíamos en los años cincuenta, antes de que triunfara esa cosa nefasta que se dio en llamar revolución.
Tal parece que ese medio siglo de involución del pueblo cubano es el faro de estos navegantes extraviados, que con tal de mantenerse en el poder parece que no les importara inplantar un régimen que para lo único que es útil es precisamente para eso, para buscar la eterna permanencia en el trono.