De victoria, nada…sólo presunción política - Gonzalo J.S. Quiroga Soria, PhD. (*)

De victoria, nada…sólo presunción política

Gonzalo J.S. Quiroga Soria, PhD. (*)

El adagio popular dice así “Cuando bordeamos un abismo y la noche es tenebrosa, el jinete sabio suelta las riendas y se entrega al instinto del caballo”. En Bolivia ya bordeamos un abismo, una división social y no puede existir algo más tenebroso que eso, a veces no se puede ver con claridad el camino (después de tantas decepciones) y apenas se tantea en lo oscuro pistas de la ruta a seguir, con frecuencia hay equivocaciones y la mezcla de soberbia con prepotencia es la responsable de ello. Después del fracaso del diálogo emprendido por el Presidente con los prefectos, la impensable compatibilización de la nueva Constitución con los denominados “estatutos autonómicos”, queda claro que en la política muy pocas cosas suceder al azar, siempre están los intereses políticos y personales maniobrando, presionando, conspirando, amenazando, e intimidando.

Bolivia se encuentra ante la exacerbación de las diferencias entre la visión centralista que usufructúa el conjunto de los intereses del país a nombre de muchos pero dirigido por unos cuantos y otra visión que plantea las libertades individuales y democráticas que se va ampliando cada vez más, ante las deficiencias en la conducción del proceso iniciado en enero de 2006. La solución de las contradicciones entre estas dos visiones requiere de la ejecución de un proyecto de unidad y de integración social, económica y política, que comprenda al conjunto de los intereses del país y del que quede excluida toda posibilidad de preservación de beneficios adquiridos dolosamente, al amparo del inmoral usufructo del poder.

La salida institucional al grado de confrontación al que se ha llegado, muestra un gobierno dando por cierto situaciones no comprobadas, amparado por toda su maquinaria propagandística y publicitaria. Por endeble que sea, fuente de toda sospecha de falsedad e improvisación, ha convertido la presunción política en una pieza maestra del discurso vanidoso de estos años por ello no sorprende el silencio de los personeros de gobierno que intentando una excusa ante la amenaza de una guerra que Chávez anunció en sus propias narices, pero viendo con extraordinario beneplácito a los líderes “avezados” de la oposición que cometían un suicidio político sin decir esta boca es mía, mientras Morales, iba aprendiendo la lección de las guerras de Chávez contra el imperialismo y los Estados Unidos; dándole oportunidad para vociferar unos cuantos discursos de conciliación y llamado a “diálogos” que no representan nada más que tiempo para construir una nueva estrategia gubernamental.

El Senado en manos de PODEMOS cometió un error de cálculo, su actuación fue ciega de poder, al reparar que el poder se ha ido concretándose en las regiones desplazando a las esferas de gobierno y también a la politiquería de quienes pertenecen a partidos políticos con experiencia. Los abrumadores resultados de la aprobación del estatuto autonómico han desquiciado al gobierno de Morales pero también han asustado a la oposición, equivocando el camino permitiendo al gobierno un espacio para recomponerse y estructurar una agenda sobre la base de una absurda pregunta que desde el inicio favorece al gobierno del MAS. Ahora se impone la celebración del sugerido referéndum revocatorio de los mandatos otorgados tanto al Presidente como al Vicepresidente y a los Prefectos de los nueve departamentos, no por necesidad política sino más que nada por sobrevivencia de la casta que presume de la capacidad política y administrativa, presunción cada vez más relativa en torno a sus realizaciones y criterios, porque siempre se les ven las costuras.

De ahora en adelante, Morales, si desea mantenerse en el poder, tendrá, indefectiblemente, que apostar a la búsqueda y construcción de consensos, bien alejados de actitudes arrogantes e intolerantes; No resulta difícil predecir que las venideras consultas en las restantes regiones, correrán la misma suerte, serán por decirlo de alguna manera el segundo revolcón --- mientras la oposición deje de ayudarlo y actúe con inteligencia y sindéresis --- siendo esa la oportunidad de oro para dinamitar los intentos del MAS y su obsecuente entorno de manejar el poder a su antojo, ante una sociedad democrática que se pone de pie a los efectos de detener, por la vía civil y pacífica, pero de concluyente, sobre todo cuando el efecto dominó opera milimétricamente en estos casos.

Los bolivianos para creer en sí mismos no requieren ser comunistas, socialistas o liberales, menos ultra derechistas extremos, quizás lo que si falta es ese sentido de la libertad que dice que se intente ejercerla, sin que esto quiera decir que pueda lograse los sueños, pero si poseer la determinación y la capacidad de intentarlo; es así que hacerse de la lucha anti-imperialista, al igual de otras consignas que revelan el modo anacrónico de hacer las cosas, luego de la tantísima agua que ha corrido por debajo del puente, constituye un magnífico pretexto para ocultar el desastre de los resultados en la gestión gubernamental y, acaso, una veleidad adicional de aquellos que se acobijan en la fraseología revolucionaria, por ello sería demasiado riesgoso, para el debilitado gobierno de Morales, usar la vía del sufragio para la ratificación de su gobierno, pero también lo es para los futuros deseos de la oposición cuyo envejecimiento prematuro, marca el inicio de un nuevo ciclo que apunta al renacer de las libertades públicas como un valor inalienable.

La madurez democrática se convierte en un fuerte muro de contención muy difícil de penetrar que por hoy está en las regiones, donde la palabra “liderazgo" en sí misma toma un significado absoluto como el de "la persona capaz de inspirar y asociar a otros con un sueño", obedeciendo el sentir popular, dónde queda el compromiso con la gente. Hoy el pueblo observa y esta alerta ante la conducta de los supuestos “líderes” de un lado y de otro. ¿Será que aprendimos la lección?, tal vez sea momento de soltar las riendas, quizá es tiempo de someternos al instinto popular pero no al populista.

(*) Doctor en Ciencias Económicas y Empresariales