CUBA - El rostro de la hipocresía
CUBA - El rostro de la hipocresía
Laritza Diversent Cámbara
LA HABANA, Cuba, mayo (www.cubanet.org) -
El gobierno cubano insiste en catalogar a la disidencia interna como mercenaria.
Parece que tiene la intención de denigrar a sus contrarios, lo que no justifica la utilización de esa palabra.
Las actividades que desarrolla la disidencia cubana, en el interior del país, en nada tienen relación con conflictos armados, ni guerra de guerrillas, ni actos de violencia. Todo lo contrario, se caracterizan por ser pacificas. De ahí lo infundado del empleo del término mercenario por parte del gobierno para referirse a sus opositores políticos.
Es una tremenda hipocresía de la dirigencia comunista adoptar tal posición. Más cuando tiene un largo historial de mercenarismo en África y América latina. A mediados de la década de 1960 exportó asesores militares cubanos al continente africano, principalmente a Angola y Etiopía.
Castro envió a sus militares para que formaran parte de la guardia personal de figuras como el presidente congoleño Alphonse Massamba-Débat. En 1975 las fuerzas de combate cubanas entraron en plena acción en el continente, apoyando al gobierno marxista de Angola.
Posteriormente, las tropas cubanas reforzaron al régimen marxista de Etiopía, que resultó vencedor en su guerra contra Somalia en la región de Ogaden. En 1980 las actividades militares cubanas en el extranjero se habían extendido hasta el Oriente Próximo, concretamente a Yemen del Sur.
Juzgar a la disidencia como mercenaria es reafirmar que en Cuba el simple hecho de discrepar con el gobierno es un delito.
No puede esperarse otra cosa de un gobierno totalitario, bajo el cual las libertades civiles están destruidas, y los derechos individuales subordinados a las exigencias gubernamentales.
De tal modo, quienes no comulguen con política de la elite comunista son castigados sin piedad