Caputo, Insulza y la infamia
El 27 de abril, es decir hace cuatro días, escribí a Dante Caputo, el subsecretario de Asuntos Políticos de la OEA, preocupado porque junto a José Miguel Insulza participa en la poco honorable tarea de proteger a movimientos, fuerzas, personajes y gobiernos que son ejemplo de traición a la democracia.
En efecto, estos dos funcionarios de la OEA están en la tarea infame de proteger al populismo boliviano, en evidente sumisión a Hugo Chávez, y aplaudiendo las falsías del oscuro canciller de Bolivia que avergüenza por su incuria.
En mi carta me quedé corto por mi afán de guardar compostura.
Escribí a este señor Caputo, de quien se dice que tiene experiencia, que fue canciller argentino por seis años, que ha escrito libros, que es modoso y que, según se sabe, recorre ‘insensible y satisfecho’ los pasillos del histórico edificio de la calle 18 de la capital estadounidense.
En realidad le había escrito a un tránsfuga, al típico sujeto que sirve en las sombras, disfrazado de personaje serio y honorable, a las fuerzas oscuras del extremismo.