Santa Cruz
Y no es que los cruceños no hayan demostrado con anterioridad su afán por superar al occidente de Bolivia en todos los campos posibles.
Precisamente la puesta en marcha de su autonomía departamental constituirá la señal contundente del liderazgo de Santa Cruz, el primer cambio revolucionario boliviano del siglo XXI, y el principio de la construcción de una república adecuada al nuevo milenio.
La señal contundente porque, como ya lo he dicho, el oriente boliviano, encabezado por Santa Cruz, nos ha venido demostrando que es posible articular un modelo de desarrollo que funcione exitosamente, alejándonos de la matriz monoproductiva y dejando de lado la siempre repetida historia de la exportación de materia prima.
Es decir, vencer a lo que Roberto Laserna llama "la maldición de los recursos naturales" e implementar un modelo de desarrollo basado en la producción de múltiples bienes con valor agregado, en una economía de escala, y con mayor potencial de generación de empleo.
El empresariado oriental, con su espíritu emprendedor, su audacia y entereza, ha demostrado de sobra su superioridad frente a las viejas aristocracias empresariales de occidente (digo viejas porque en El Alto hay unas nuevas que también poseen una visión fresca de empresa).
Santa Cruz casi ha dejado de tomar a sus políticos y dirigentes como farándula porque, a diferencia de occidente, posee una verdadera farándula que enorgullece y representa a Bolivia en el exterior.
En los últimos años hemos visto cómo los cruceños consolidan y fortalecen lo que algunos denominan "intelectualidad camba" proponiendo visiones y debates para la agenda del pensamiento nacional.
Y para probar todo esto no se necesita ni encuesta ni estudio alguno, es cuestión de lógica, la migración interna es muestra suficiente, las personas se van a donde las cosas están mejores, donde hay mayores oportunidades y donde existe mayor desarrollo.