¿Diálogo u odio? - Manfredo Kempff*
Está bueno que nos entendamos de una vez. Aquí no se trata de que un indio o un cholo estén en el Gobierno. Muchos como él ya han sido presidentes. Con la diferencia de que no se vestían igual. Y cholos como él han sido, además, buenos mandatarios. El rechazo de una gran parte del país a Evo Morales, entonces, no es por su raza, sino por su incapacidad para gobernar y su enorme capacidad para odiar. Sus llamados al diálogo son para reír. No existe acto, en el Palacio, en el campo, en los sindicatos, en el exterior, donde no destile ira. Eso es: ira. El Presidente es un iracundo. Y por si fuera poco, la bronca que S.E. tiene metida en el alma, la alimentan unos bellacos que lo incitan a hacer estupideces como ha sido lo de la Asamblea Constituyente. Porque no hay derecho a que hayan elaborado una Constitución racista, además de tramposa. Eso ya es el colmo. Y todavía lo quieren comparar con Mandela. ¿Sus asesores no le han contado a S.E. que en la Constitución sudafricana no aparece la palabra “negro” o “blanco”? ¿Y que Mandela sí supo de cárceles y torturas, que Evo Morales no conoce ni por el forro? Porque también en eso miente el Presidente. Quiere aparecer como una víctima maltratada y acosada en las cárceles de la oligarquía, cuando era él quien ordenaba barbaridades sin nombre en el Chapare.