Ambos pretenden ahora, como aspirantes a la Casa Blanca, ser percibidos como un aliado fiable y sólido en Latinoamérica. Y a eso irán: a limar los roces y neutralizar las diferencias ideológicas, a convencer a los líderes latinoamericanos de que la región les importa.
McCain ya tiene definida su agenda: martes y miércoles en Cartagena de Indias, jueves en Ciudad de México. Allí hablará de los esfuerzos contra el narcotráfico y del Tratado de Libre Comercio con Colombia al que el demócrata se opone y que el republicano apoya como la mejor receta para detener a gobernantes "populistas" como los presidentes de Venezuela, Hugo Chávez, y Bolivia, Evo Morales.