Entonces se le recordó al Presidente que con tal discurso sindicatero a mal llegaría el diálogo entre gobierno centralista y prefecturas autonomistas. Se le pidió que cumpliese el mandato vinculante de autonomías aprobadas en referendo nacional; que revirtiese el decreto de confiscación a las prefecturas de un IDH aprobado por ley de la república; que botara al tacho la asamblea constituyente de levanta-manos que aprobó su Constitución mañosa en un cuartel de Sucre y en un recinto universitario blindado en Oruro.
RACISMO EN EL SIGLO XXI
La consigna es, pues, no dejarse engrupir y alistarse para todo albur. Algo para recordar es que el conflicto no es solo de la autonomía contra el centralismo. También chocan dos visiones de Estado: la productiva de Santa Cruz, que le situó de locomotora económica del país, y la etnopopulista de Evo Morales, que es regresiva. Sin olvidar que en la pulseta actual se juega el destino de la cultura mestiza camba, que sin ser uniforme comparte rasgos comunes, frente al avasallamiento de los que propugnan la hegemonía aymara sobre Bolivia.