Obama esconde sigilosamente su arraigado etnicismo y verdadera convicción teológica: el Islam; la fe del África contemporánea. Invisible para sus fanáticos que lo vitorean, pero totalmente palpable para él. No por nada, se siente a gusto anunciando que entablará relaciones con Ahmadinejad, Haniyeh, Nasrallah y otros terroristas islámicos
El problema es que si Obama llega a la presidencia, es más probable que simpatice con Chávez, antes que con Uribe. El candidato demócrata representa la ultra izquierda norteamericana y su populismo demagógico no difiere mucho de lo que pregonan los rojos latinoamericanos.