Macabro. La tradición aimara exige una vida para iniciar una construcción
Isidro Quispe es un campesino al que emborracharon hasta aturdirlo e intentaron enterrarlo vivo como ofrenda en la construcción de un puente, en una tradición aimara que muchos conocen y ocultan.“Tres personas me habían hecho tomar para luego enterrarme debajo del puente. Pero me escapé”, cuenta Isidro, convaleciente en un hospital por las numerosas heridas que le provocó la paliza que recibió cuando casi acabó sepultado vivo.La historia forma parte de una de las más oscuras tradiciones de los indios aimaras, que ante cualquier construcción obliga a hacer una ofrenda a la ‘madre tierra’, la Pachamama.